Portocarrero (linaje)
Introducción Familia noble castellana, de origen asturiano, de notable influencia en la vida política durante las edades Media y Moderna, hasta el punto de que algunas casas nobles que han establecido vínculos familiares con los Portocarrero han usado su apellido con preferencia al de su propia varonía. A pesar de algunas atribuciones erróneas sobre su origen como linaje -portugués según Fernando González-Doria, mozárabe toledano según Argote de Molina-, sus raíces se asientan en Asturias. El fundador del linaje, García Alonso, fue un ricohombre de la monarquía asturleonesa, pues como tal confirmó en 1028 un privilegio de Vermudo III (1028–1037) sobre la iglesia de Santiago de Compostela, y algunos autores suponen que descendía de la casa de los Ansúrez. De su matrimonio con Estefanía Méndez nació Raimundo García, el primer miembro de la familia que acuñó el apellido Portocarrero. Raimundo participó en la conquista de Toledo (1085) a las órdenes de Alfonso VI de León (1065‐1109) y Castilla (1072‐1109), y, posteriormente, tomó parte en las guerras entre éste y el condado de Portugal como aliado de Alfonso Enriquez, futuro Alfonso I de Portugal (1139–1185), quien le otorgó el lugar de Puerto Carrero en recompensa a su apoyo. Raimundo fundó en aquel lugar, del que tomó el apellido troncal, la casa solar de su linaje. Al no tener descendencia masculina, la sucesión de esta rama troncal recayó en el esposo de su única hija, Orona Raimúndez Portocarrero, casada con otro de los señores principales que apoyaron a Alfonso Enríquez en Portugal. Entre sus nietos figuran Juan Veegas Portocarrero, arzobispo de Braga, y Raimundo Veegas Portocarrero, señor de su casa en Portugal, y del que se afirma que se llevó por fuerza a la reina de Portugal, Mencía López de Haro (hija del señor de Vizcaya), de su propio lecho nupcial y en presencia del rey Sancho II (1223–1248), haciendo así que éste acatara una separación matrimonial que había sido decretada por el Papado. El linaje retornó a Castilla en 1383, cuando Juan Rodríguez Portocarrero, señor de Villarreal de Pameos y otras tierras, fue nombrado mayordomo mayor de la reina castellana Beatriz, hija del rey portugués Fernando I (1367‐1383) y esposa de Juan I de Castilla (1379–1390), a quien acompañó desde Portugal para la ceremonia de su enlace. El estallido de las hostilidades bélicas entre Castilla y Portugal por la sucesión al trono portugués, y la derrota castellana en la Batalla de Aljubarrota supuso para los Portocarrero la pérdida de sus dominios portugueses, aunque fueron compensados con tierras en el partido de Toro (Zamora) por Enrique III el Doliente(1390–1406). Desde entonces, la familia ostentó el mayorazgo de las Tercias de Toro, al que paulatinamente sumó otros como el de Villanueva de Valdegema, el marquesado de Castrillo, etc. De esta rama principal surgieron otras secundarias que ostentaron diversos títulos y señoríos, como los marqueses de Villanueva del Fresno, los condes de Palma del Río, de Medellín, de Montijo y de la Monclova, y los señores de Moguer.
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