Balear
Introducción Dialecto catalán hablado en las Islas Baleares (v. Baleares, Comunidad Autónoma de las Islas -). Es probablemente el más diferenciado del mosaico lingüístico catalán, cuyas características están determinadas por el aislamiento geográfico de las hablas isleñas. Si bien se puede distinguir entre Bailares aplicado a Mallorca y Menorca y Pityssae a Ibi-za y Formentera, con Bailares se designaba al archipiélago ya en época romana, denominación que permaneció en la Edad Media (Balears) y que fue recuperada a finales del s. XVIII, de lo que se deriva el que se denomine balear al dialecto hablado en Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera, a pesar de que el habitante de cada isla, al aludir a su modalidad lingüística, dirá que ?xerra mallorquí, ralla menorquí, para eivissenc o formenterer?. Se relaciona a la población primitiva de las Baleares con el ?sustrato mediterráneo occidental? que se da además en Cerdeña, Sicilia, la costa de Apulia y Calabria; consta, pues, que se desarrollaron en Mallorca y Menorca culturas entroncadas con antiguas civilizaciones mediterráneas y que en Ibiza floreció la cultura púnica, dejando como testimonio el nombre antiguo de Ibiza (Ibusim) y el topónimo ibicenco Tagomago que parecen atribuibles a los fenicios o a los cartagineses; asimismo son posiblemente púnicos Maó y Jamma o Jarrimona (Ciutadella) en Menorca y en Mallorca Alará, Arta, Garonda, Inca y sobre todo Bóquer, Búger, Cúber, Síller, Sóller, con sufijo átono -er, tal vez prerromano. Con la colonización romana (s. II) se indrodujo en las Islas el latín vulgar hablado por colonos, soldados y funcionarios de la administración imperial y, dos siglos más tarde, con el cristianismo, el latín eclesiástico; formas de latín que, una vez disuelto el Imperio romano de Occidente, perdurarían durante el dominio de vándalos, bizantinos y musulmanes. La comunidad románica cristiana que bajo la nueva estructura sociopolítica convivía con los dominadores es conocida con el nombre de ?mozárabe?, grupo bilingüe que se mantuvo fiel a su lengua vernácula, de la que quedan muestras en la toponimia. Se reflejan en la onomástica la conservación de -o átona final (Muro, Campos, Porto-colom, Porto-petra y Capocorb en Mallorca, y Porto-saler en Ibiza), el mantenimiento de /mb/ (Es Colombar y Es Colombaret en Mallorca) y de las oclusivas sordas (Petra y Capocorb en Mallorca, Capifort en Menorca y Cotella en Ibiza), los sufijos -atx, -itx y -utx propios del mozárabe balear (Crestatx, Castellitx y Cugulutx en Mallorca, Ilucatx, Caloritx y Artrutx en Menorca y Portinatx y Campanitx en Ibiza), los nombres de las islas Mallorca (Maiorica) y Menorca (Minorica), el de la antigua capital de Menorca, Ciutadella (Civitatella) y el de la ciudad federada Pollera (Pollentia), también Formentera (Frumentaria, isla de los trigos), Llucmajor (Lucus, bosque), Esporles (Sportulas, esportillas) en Mallorca y Ses Canessies (Canissa, iglesia cristiana) en Menorca. Sobre el sustrato románico tuvo lugar en el s. XIII la reconquista que supuso para las Islas una nueva romanización con una forma de latín más evolucionada: la lengua catalana. Mallorca fue conquistada en 1230, Ibiza en 1235 y Menorca en 1287 y todas fueron pobladas por gente aragoneso-catalana de la zona E., principalmente del litoral. En su mayoría provenían de las comarcas que se extienden entre el Bajo Ebro y el Rosellón, según atestiguan los testamentos y contratos de la época, predominando en las Islas las características del dialecto oriental de Cataluña y sobre todo el Ampurdán. Así, la lengua preliteraria de aquella zona se propagó por Baleares, donde permanecen diversos rasgos arcaicos con plena vitalidad todavía entre los que, en el aspecto fonético, el más característico es la conservación del sonido tónico neutro /e/ procedente de la /e/ cerrada del latín vulgar (céra, estrét, estrecho) en Mallorca (menos en Binissa-lem, Alaió y Roseta), en la mitad O. de Menorca y en la mayor parte de Ibiza (excepto en Sant Josep, Sant Agustí y Sant Antoni); esta /e/ pasó a /e/ abierta en las otras áreas indicadas (vel ?velo?, pel ?pelo?), abertura de carácter moderno que se enmarca dentro de la evolución interna del dialecto. La neutralización de /a/ y /e/ átonas ocurre en balear, pero en mallorquín se encuentra en ocasiones una /e/ de timbre claro (p. e. en infinitivos de verbos que tienen formas conjugadas con /e/ tónica: deixar, dejar; cremar, quemar). La confusión de /o/ y /u/ inacentuadas en el sonido de /u/ es habitual en ibicenco, menorquín y en el habla de Sóller de Mallorca (pu-sar, poner; cuneixement, conocimiento), mientras que el resto de la isla diferencia /o/ y /u/ átonas (posar, coneixement), salvo si le sigue una /i/ o una /u/ tónicas (cuní, conejo; cusí, primo; cumú, común); mantenimiento de /o/ en Mallorca que se ha relacionado con los repobladores de Lérida que intervinieron en la empresa mallorquína, aunque más bien parece ser un rasgo arcaico, ya que el paso o>u no se realizó en catalán oriental de una manera sistemática hasta el s. XVI. En general el yeísmo en el archipiélago (paia/palla, paja; ui/ull, ojo; reia/rella, reja, palabras que tienen en latín los grupos /ly/, /c?l/, /g?l/), articulación que desaparece en contacto con /e/ (vea/ve I la, vieja) y de forma regular en algunos puntos mallorquines (fua/fulla, hoja; paalpalla). La caída de /s/, que Coraminas relaciona con la colonización occitana, es muy frecuente en Mallorca y Menorca (camia/?camisa, roegar/rosegar, roer) pero no en Ibiza. En morfología destaca la vitalidad y el predominio del artículo es, sa (excepto en Pollera), derivado de ipsu, ipsa: es pa, el pan, sa má, la mano; la desinencia cero en la primera persona del singular del presente de indicativo (cant, canto; parí, hablo; corr, corro; dorm, duermo), las desinencias -am, -au (cantam, cantau) en la primera y segunda persona del plural del mismo tiempo y el morfema derivativo con /a/ tónica (cantàs, cantassis, cantàs, cantàssim, cantassiu, cantassin) en el imperfecto de subjuntivo de los verbos en -ar. En sintaxis figura el pronombre personal complemento en posición proclítica con el imperativo de tercera persona (m? escolti/escolti?m, escúcheme; seposin els abrics/posin-se els abrics, pónganse los abrigos) en Mallorca, Menorca y parte de Ibiza; la combinación de pronombres según el orden objeto directo, objeto indirecto, peculiar de la lengua antigua, es exclusiva actualmente del mallorquín (el te don (el llibrejlte?l dono, te lo doy; la vos explicaré (la lliço) lus l?explicaré, os la explicaré) y en el conjunto verbo+pronombre el acento sobre el pronombre, rasgo común con el rosellonés (alegrarsè, saludar-ló). Y, en el léxico, es considerable el número de palabras que se localizan únicamente en las Islas, diferentes por tanto de las del catalán continental: allot, chico; besada, beso; calces, medias; calçons, pantalones; capell, sombrero; guardapits, chaleco; oís, estornudo; pedacer, trapero; sedes, sabañones; etc.
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